El Elefante y el Senador Podrido
Antonio Caparrós Vida
(Cualquier parecido con la realidad será
pura coincidencia)
EL ELEFANTE (sesentón, tipo gigantesco, sanchopancista, grosero, soez, ácido, desagradable, malafollá, malaje… respondiendo a una llamada telefónica). - ¿Sí?
EL SENADOR PODRIDO (setentón, traje de calidad, encorbatado, repeinado hacia atrás, engominado, de apariencia formal, de aspecto curil, vaticanista, opusdeísta tal vez, melifluo).- Oye, Elefante, ¿te ha llegado carne fresca latinoamericana? Sí; tipo cubanita o colombiana a ser posible con pitones pequeños, pezones grandes…, ah y de pocas arrobas, ligerita de peso…, manejera y morena de piel, incluso una negra me vendría bien. Sí…, es que tenemos un congreso extraordinario del partido en el hotel Ritz…, y ya sabes: necesitaré un rato de relax después de semejante coñazo… Y, por favor, que esté “limpia”; ya sabes a qué me refiero.
EL ELEFANTE.- ¡Hola Gervasio! Pues sí, me ha entrado buen género esta última semana; buena carne tierna como a ti te gusta, “bocatti di cardinale”. Pero te va a costar una pasta, ya te lo advierto. Tú dirás.
EL SENADOR PODRIDO.- ¿De cuánto hablamos? Tampoco te pases, que te conozco.
EL ELEFANTE.- De 600 pavos por noche.
EL SENADOR PODRIDO.- Está bien, envíamela a la habitación 604. Ya me las arreglaré con el tesorero del partido. Ah, se me olvidaba: me la traes con lencería roja, eh.
EL ELEFANTE.- Allí estará a las 24:00, ¿ok?
SENADOR PODRIDO.- Ok.
No hay comentarios:
Publicar un comentario