LA PLUMA SIN TINTA

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17 de febrero de 2025

Almaterapia. Relato.


J.Rakma.

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Aquella mañana Yorgos se levantó exultante, con ilusiones renovadas pues, desde semanas atrás había incorporado una nueva actividad a su rutina. Un nuevo hábito que ejercía de medicina para la enfermedad que aquejaba su alma en forma de vacío existencial. Tras la ducha matutina y su habitual desayuno espartano, se dirigió al pasillo de casa donde aguardaba su vieja bici ochentera y la funda de lo que parecía ser una guitarra. Una vez en la calle, montó en su viejo rocín metálico y asió la funda de su guitarra para poner rumbo a la calle Renacer 1, donde esperaba impaciente su llegada, doña Juanita : una octogenaria menudita, de noble  mirada y plateados cabellos, que llevaba diez años viuda y en la más  absoluta soledad. Al llegar al barrio de la anciana, encadenó el ligero medio de transporte frente a su portal  y, acompañado por su curvilíneo instrumento, se dispuso a tomar el ascensor hasta la puerta de la señora. Una vez allí, pulsó dos veces el timbre y tras un par de minutos de espera, oyó, tras la puerta de entrada del domicilio, unos cansados pies que parecían reptar tímidamente. Cuando la noble señora abrió la puerta ,  Yorgos la envolvió en un cálido abrazo de "nieto adoptivo" y los dos se adentraron en el interior de la vivienda.

¿Cómo se encuentra hoy, doña Juanita ?  preguntó el chico con interés.

Pues parece que el dolor de artrosis de las manos me está respetando un poco, aunque las piernas siguen muy hinchadas, Yorgos , pero lo voy llevando.

Bueno, hay que tener paciencia y seguir tomando el tratamiento, que seguro le hará mejorar.

No me queda otra, hijo, aunque la mejor medicina es la que me produce tu visita semanal, ya sabes , tu compañía; el calor humano y también oír tu voz entonando una antigua melodía  acompañado por tu guitarra.

Para mí también es medicina visitarla, doña Juanita, lo paso genial y aprendo mucho con sus historias pasadas. Y, en cuanto a la melodía, ¿cuál le apetece escuchar hoy?

Pues una que me trae gratos recuerdos  es " Toda una vida ", de Antonio Machín. Me hace sentir bailando con mi amado Antonio en un guateque vecinal de entonces.

Haré todo lo posible para que salga bien y complacerla.

Sacó la guitarra de su funda, calentó un instante los dedos y comenzó a rasgar las cuerdas de dicho instrumento, como el que acaricia la cara a un ser querido. Doña Juanita, con los ojos vidriosos, bailaba por la acogedora salita simulando agarrar la cintura de su fiel y difunto compañero; mientras, las lágrimas se deslizaban por su cara añorando tiempos pretéritos.

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